AN Venezuela
21 de Noviembre del 2007, 13:10 hrs.
En el Estado Zulia, Venezuela, se celebra la tradicional Feria de La Chinita. Es una festividad para recordar la aparición de la Virgen de Chiquinquirá, y tiene lugar entre el 17 y el 19 de noviembre en la ciudad de Maracaibo. Entre los eventos que cuenta se pueden visitar los tradicionales "amaneceres gaiteros", el juego de béisbol de las Águilas del Zulia, y últimamente el partido de fútbol del Unión Atlético Maracaibo. También por las caravanas y las luces por toda la ciudad, los disfrutes y los pabellones culturales, así como la acostumbrada procesión por la patrona. Pero desgraciadamente, también se ofrece para "diversión" del público una corrida de toros.
Ya desde hace un buen tiempo, el público marabino ha rechazado contundentemente que se siga manchando la imagen de su feria con espectáculos de tortura y muerte de un animal indefenso.
Y es por ello que el pasado sábado 17 en la Plaza Monumental, las organizaciones no gubernamentales AnimaNaturalis Internacional, Matar No es Arte y Asodepa convocaron a sus activistas a una manifestación antitaurina para levantar su voz como protesta a este tipo de eventos.
Seis personas se colocaron frente a la entrada al recinto con banderillas en su espalda, representando a los 6 toros que fueron torturados y sacrificados innecesariamente durante la corrida pautada para ese día, y una joven representaba a la "Virgen de la Chinita" (como es popularmente conocida Nuestra Señora de Chiquinquirá) que se paseaba portando un toro de peluche y un cartel que decía "no quiero sangre en mi nombre".
La policía de Maracaibo, al igual que en protestas anteriores, se desplegó a lo largo del recinto haciendo un cordón de seguridad entre asistentes a la plaza y manifestantes. Pero a diferencia de otras ocasiones, esta vez lo hizo montada en motocicletas y no en caballos, por las quejas de los activistas al maltrato que se les da a los equinos en esas actividades.
Ya casi al final de la jornada, el veterinario de los toros de lidia se acercó al público manifestante y les dio la razón en muchos de sus argumentos. Él, entre otras cosas, decía que los toros comían de su mano y que le daba dolor verlos morir. Sin embargo, los activistas lo señalaron como cómplice la tortura taurina y lo invitaron a cambiar de trabajo y a unirse a la lucha contra estos eventos.
Para terminar la manifestación, y como ya se hecho costumbre en los actos antitauromaquia, los activistas guardaron un minuto de silencio en memoria de los animales sacrificados.
Gracias por tomarse la molestia de ver esto.
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