DISCAPACIDADES
Nací con una limitación física y en este momento tengo 43 años, creo que puedo hablar con propiedad del tema con amplio conocimiento de causa. Pero como he dicho en incontables ocasiones mi mayor limitación no ha sido mi diferencia o traba física. He visto con mucho asombro como los problemas que me gobiernan son totalmente parecidos a los que gobiernan a las demás personas que conozco, pero con el pequeño detalle que “nosotros” además de los mismos problemas que puede tener cualquier persona, tenemos la “desventaja” de una condición que nos penaliza en distinto grado según cada caso.
Hasta aquí no hay nada de nuevo en el tema. Cuando alguien que me pregunta ¿Cómo estás? Y yo le respondo que me siento agobiado por no tener dinero suficiente, o por lo difícil que resulta competir en una sociedad desequilibrada, todo el mundo me responde: Tranquilo, nos pasa lo mismo a todos… Jamás se mencionan las “diferencias”, en casi ningún caso se toman en cuenta, para ese tipo de dificultades SOMOS TODOS IGUALES.
Cuando tengo que ir a realizar cualquier trámite relativamente sencillo, en un banco o para sacar cualquier documentación, creo que nadie piensa que necesito mucho más tiempo para hacerlos que otra persona sin limitaciones físicas, pero cuando gentilmente en cualquier banco o entidad me dejan pasar directamente sin hacer cola, mucha gente me ha dicho, ¡Vaya que suerte la tuya!
A esto sumémosle la dicha de poder contar con un auto con el que me puedo movilizar y que en un porcentaje de veces que raya lo insólito cada vez que llego a ocupar los puestos especiales están ocupados por personas que no lo necesitan. ¿Dónde están los verdaderos discapacitados?
Mi teoría es sencilla, no conozco a nadie que no tenga discapacidades. Unas serán más visibles que otras pero lo que si sé es que están presentes en todas las personas que conozco sin distingo de edad, clase social, educación, etc.
Por lo tanto mi propuesta para solucionar el tema de las discapacidades es que dejemos de ver las cosas entre “ellos” y “nosotros”. Si existen tantas personas enfermas que necesitan ocupar los puestos especiales entonces pongámosle el símbolo de discapacitado al 99% de los puestos de todos los centros comerciales y dejemos unos pocos puestos para las personas “normales” si es que queda alguna. Parece absurdo, pero es igualmente estúpido que ahora haya unos pocos puestos especiales y nadie los respete.
Luego salgamos del estacionamiento y veamos como maneja la gran mayoría de las personas, y si alguien duda en que la cifra de “discapacitados” que manejan es abismal, que por favor me lo diga. A mi me hacen sacarme la licencia cada dos años por tener una discapacidad con la que vivo exactamente igual hace más de 30 años, y por supuesto debo pagar cada vez que me renuevo la misma licencia. Me dicen que vehículo debo conducir y cómo debo hacerlo. Cuando cuento con un sistema de adaptación que puede ser fácilmente instalado en cualquier auto en no más de 15 minutos. Pero yo salgo a la calle a manejar con prudencia y veo cada día a cientos de conductores irresponsables pero que afortunadamente no tienen ninguna limitación física visible. He visto gente arriesgar la vida de sus hijos para poder quedar UN auto delante de ti, conductores de transporte público con instintos asesinos, personas especialmente de la clase “nuevo rico (pobre)” abundante en estos países nuestros, que manejan cómo si todo lo demás fuera invisible para ellos.
A todas estas maravillas no voy a sumarles las “otras discapacidades” químicas y espirituosas que acompañan a muchos de nuestros conductores a toda hora, que hacen que conducir en nuestras ciudades sea un verdadero acto de heroísmo y valentía.
Afortunadamente existe un buen grupo (más pequeño que lo deseable) de personas cordiales y mentalmente saludables que hacen del acto de conducir una tarea responsable y principalmente VEN que en las calles van más personas además de ellos mismos.
Salgamos de las calles y vayamos a cualquier lugar público. Espacio donde la idiotez colectiva se hace presente con un mayor peso. Puedo estar parado en una cola o esperando un ascensor y no crean que les miento cuando por lo general las últimas personas que llegan pasan de primeras como si todos los que estamos allí hubiésemos ido a pasar vacaciones a ese lugar. Y más encima la gente me mira a mí y me dice: Reclama tus derechos… les respondo qué derechos, si yo apenas soy una persona con una limitación física, este imbécil es mucho más discapacitado que yo, tengo que respetarlo y dejarlo pasar delante de mí.
Algunos de ustedes estarán pensando en este momento que soy un tipo agresivo, en realidad eso no me preocupa mucho, a mi me han agredido durante 43 años mucha gente que no debería hacerlo, tengo cientos de amigos con discapacidades y personas que sin estar dentro de la “elite” de discapacitado, cuentan ya con algunos años encima y también les cuesta sobrevivir en estas marañas insensibles en que se han convertido nuestras sociedades.
No voy a ahondar en el tema de la discapacidad por ahora, solo estoy presentando un proyecto en el que digo que TODAS las personas que conozco tienen uno o varios grados de distintas discapacidades, al igual que todas tienen uno o más grados de capacidades de las que aprovecharse. Mientras las personas en la calle y en todas las situaciones del día a día se comporten como personas con limitaciones yo los consideraré tan o más discapacitadas que yo, sin importarme si en su físico se nota la discapacidad o no. La base de todos nuestros problemas cotidianos es la Ignorancia y la desidia, eso lo saben bien las personas que nos manipulan cada día y por eso es tan fácil manipular a estas masas de discapacitados en que nos hemos convertido.
El diccionario de la Real Academia dice que un discapacitado es: 1. adj. Dicho de una persona: Que tiene impedida o entorpecida alguna de las actividades cotidianas consideradas normales, por alteración de sus funciones intelectuales o físicas. Y en esa categoría entra la mayoría de la gente que he conocido. No dice que son personas que andan en sillas de ruedas o con muletas o bastones, ciegos, sordos o mudos. Si lamento ser yo quien te diga esto, pero si tus funciones intelectuales no funcionan correctamente eres tan discapacitado como yo, te guste o no.
Acabemos con la ignorancia, dejemos de hacer cosas “especiales” para personas “especiales”. Si un edificio se construye correctamente lo pueden usar todos por igual, si las ciudades se preparan correctamente las pueden usar todos por igual, si las personas funcionan correctamente las “barreras” se disminuyen de inmediato. Acabemos con políticas obsoletas y con los actos de “caridad” en función de ayudar a los discapacitados, esos actos solo son una gran muestra de nuestra incapacidad colectiva. Empecemos a diseñar soluciones para TODOS. Y habremos dado el primer paso para que todos nos curemos de este mal que nos aqueja.
Espero no haber herido tu susceptibilidad, en realidad no quería hacerlo, lo que quería hacer era matarla…
Un saludo cariñoso a todos mis amigos, a las personas que han luchado conmigo a lo largo de la vida, a aquellos que me han dado cariño y amor, a quienes me han ayudado, a mis padres y familia, y a todas las demás personas les pido que despierten, lo que hoy ves como algo ajeno a ti, mañana te puede afectar directamente, solo si estamos preparados habremos empezado a ayudarte mucho antes de que lo necesites y eso si es ser inteligente y capaz de verdad.
Mi nombre es Joaquín Mota y mi e-mail es jdm@tmconceptos.cl tendré el mayor agrado de recibir tus comentarios.
El proyecto DISCAPACIDADES, aquello que no todos sabemos ver, muy pronto saldrá a rodar en varios países, espero poder convertirlo en un bello libro que pueda ser escrito en muchos idiomas, en exposiciones itinerantes y colaborar así al despertar de una nueva conciencia en nuestras sociedades.
Atte.
Joaquín