Pero mundialmente tiene un matiz mucho más importante ya que el 23 de enero es el Día Mundial de la Libertad, el día que se recuerda con más fuerza que todo hombre y mujer es libre porque no está determinado necesariamente ante ningún objeto. Es siempre independiente en sus acciones y decisiones.
El antónimo más utilizado para libertad es sin duda la esclavitud, y a pesar que gran parte de los países ya abolieron constitucionalmente el sistema esclavista aún se sigue viendo modos de producción basados en la explotación.
Recordamos casos como el de Iqbal Masih, un niño paquistaní que fue ofrecido por su propio padre a una fábrica de telas como parte de pago a un préstamo. Iqbal, trabajó como esclavo en esa empresa hasta haber saldado su deuda.
Más tarde, el pequeño Iqbal Masih se convirtió en el principal defensor de los derechos de los niños explotados en Pakistán, y después de regresar de EEUU (donde recibió un premio por su lucha) fue asesinado vilmente y aún no se conoce quién fue su verdugo o quién planificara tan cruel atentado.
Pero la esclavitud se puede ver en más de un lugar, incluso es la cotidianidad de nuestras ciudades. Los circos por ejemplo, detrás de bastidores una vida llena de explotación y encierro se esconde, y muchos (por no decir la inmensa mayoría) de sus artistas son entrenados y educados desde niños, dentro del mismo circo, sin poder elegir su futuro y destinados a vivir perennemente dentro de las carpas ambulantes.
La capacidad de elegir lo que se quiere ser, es el mayor tesoro del ser humano. La libertad es tener conciencia de la propia identidad personal y de lo que nos rodea y a partir de ello construir más.
Una versión moderna de aquel circo romano donde los gladiadores eran esclavos obligados a luchar, entrenados en escuelas donde se tomaban medidas especiales para disciplinarles e impedir que se suicidaran.
Los gladiadores que obtenían gran éxito recibían una gran aclamación; eran ensalzados por los poetas, su retrato aparecía en joyas y jarrones, las damas patricias les mimaban. Pero eran esclavos.
Seguramente habrá personas que piensen que los cirqueros contemporáneos son libres de decidir si quedarse o no en los circos ya que nada puede impedirle sus decisiones. Pero la educación a la que fueron expuesto les dificulta tomar esa decisión.
Sin embargo los circos esclavizan de una forma mucho más cruel a otros miembros de su compañía, los animales.
El maltrato y la humillación a que se ven sometidos los animales que, no por voluntad propia, sino impuesta, se ven forzados a realizar un sin fin de actividades nada comunes en su hábitat natural.
Las imágenes (retenidas a través de los ojos de un público eminentemente infantil), deforman en el niño un posterior proceso educativo de respeto hacia los animales y al prójimo.
Recientemente, en Maracaibo se instaló la carpa del Circo de México. Y ya el hecho de su arribo es preocupante, pero que un medio de comunicación regional que durante años ha llevado la bandera de la libertad los haya promocionado, es realmente indignante.
El Diario La Verdad, no sólo los patrocina sino que le da numerosos espacios en sus retículas redaccionales. Y dicho por la propia periodista Juleni Núñez, la mayor parte de la función del Circo de México está dedicada a actos con animales, en los que podemos mencionar:
- Seis tigres de bengala enfrentándose a un “artista” apodado Zorro, hasta que uno de los felinos comienza a bailar al ritmo de las luces y de la música, a este baile más tarde se le unen camellos, llamas, caballos y mandriles amaestrados.
- Elefantes que bailan reggaetón y tocan instrumentos de percusión
- Exhibición de Ponies argentinos.
La promoción de la instauración del Circo de México en los terrenos de Grano de Oro por parte del Diario La Verdad, es una acción rechazada ampliamente por quienes pretendemos renovar las decisiones libres y compromisos de igualdad.
Es preciso exaltar la experiencia de la libertad, el hecho de ser libre, tanto de las personas como del resto de los seres vivos. El ser humano es libre, capaz de desear y poseer en su naturaleza la constante búsqueda de lo que considera como un bien. Pero los seres vivos no deben ser un bien, porque si no seguiremos aupando a la esclavitud aunque esta esté abolida.
El pretender una libertad absoluta y olvidar que todos los actos tienen una consecuencia, corre el peligro de perder la credibilidad como medio de información, sobretodo en quienes una afirmaron que hablar de niveles de posesión era hablar de niveles de libertad. Por tanto ahora, les hablamos de niveles de responsabilidad, y los invitamos a la reflexión.
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