ECOSEXUALES, LOS NUEVOS HOMBRES VERDES
Por Cristina Salmerón
La variedad en tendencias sociales y sexuales es cada vez más amplia. Palabras como metrosexuales (hombre heterosexual que siente gran preocupación por su imagen, incluso más que las mujeres), übersexuales, (hombre que cuida su apariencia, pero sin competir en vanidad con las mujeres y tiene un look muy masculino) o el transumers (los que aman rentar todo tipo de cosas) ya son algo familiar en el lenguaje cotidiano, pero siempre se está innovando y aparecen nuevos términos.
Lo de hoy son los ecosexuales, hombres que usan bombillas de bajo consumo, se alimentan de comida biológica y ahorran agua.
¿QUÉ ES UN ECOSEXUAL?
Los ecosexuales son hombres desarrollados en la ciudad, quienes, cansados de la contaminación y lo antinatural, tratan de mantener “verde” cualquier rincón de su vida: la comida, la casa, la vestimenta, la relación romántica, todo lo que se pueda.
Ellos eligen a sus parejas de acuerdo con sus creencias ambientalistas. Usualmente esto está relacionado con estilos de vida como el veganismo o vegetarianismo, y por lo mismo, los ecosexuales …
Al decir que alguien es ecosexual se habla de un hombre sensibilizado con la preservación de los recursos naturales, partidario de la convivencia multirracial, que no come alimentos transgénicos y se preocupa por el ahorro energético.
El consumir productos naturales, no comer carne y mantener esa “actitud verde” ya no tiene connotaciones negativas de hippie, sino que brinda estatus (todo lo orgánico y 100% natural triplica el precio a los productos comunes y corrientes). Estar enterado de las consecuencias del cambio climático, qué animales están en peligro de extinción y saber ahorrar energía son manías que se han enmarcado en un sólo fenómeno social. Las altas esferas son las más involucradas en este rol, porque a diferencia de la gente normal, tienen tiempo y ganas para preocuparse por cosas como el descenso en la temperatura de las pistas de esquí.
El chico del momento se preocupará por comer alimentos exentos de plaguicidas, funguicidas u hormonas que atenten contra el planeta, poniendo especial atención a la letra pequeña de los ingredientes. Dicha práctica no se reduce al campo estrictamente alimenticio, sino que se extiende a la crema, champú, ropa y objetos, que no serán de plástico sino de materiales reutilizables.
Aprovechan al máximo la luz natural, llegando a catalogar como “pecado mortal” en su decálogo de mandamientos el malgasto de energía. Lo mismo les ocurre con el consumo de agua potable, éste se debe hacer de modo responsable e inteligente: siempre duchas cortas y el grifo bien cerrado en procesos tan engorrosos como la higiene dental o el lavado de la vajilla. Consideran también un sacrilegio la utilización de “sprays” (con contaminantes CCF) al igual que es una aberración tildar de “insignificante descuido” dejar el refrigerador abierto, causante de la ampliación del agujero en la capa de ozono. Un ecosexual jamás recogerá a su pareja en taxi, preferirá utilizar transporte público para moverse con conciencia social. Además, hará gala de un civismo extremo. No será él quien tire en la vía pública papeles, ni chicles, ni siquiera colillas. Nada de nada.
SEXO SOSTENIBLE: DIEZ REGLAS “PARA SER UNA BOMBA EN LA CAMA SIN PERJUDICAR AL PLANETA”:
Todo el mundo sabe que no hay que tirar en el excusado los condones usados, pero muy pocos piensan que la mayoría de los preservativos no son biodegradables. Así lo asegura en Treehugger.com, una organización ecologista que recopila una serie de consejos útiles para la práctica del sexo ecológico. Y es que para estar al día y poder ser un buen ecosexual, hay que tener en cuenta una serie de detalles antes de dar rienda suelta a las hormonas. El más simple es apagar la luz a la hora de retozar en la cama y no olvidar bajar la temperatura del calefactor porque los cuerpos ya generan calor suficiente y hay que evitar el despilfarro.
Estos consejos están dirigidos a parejas que se preocupan por el medio ambiente y quieren poner su grano de arena para salvar el planeta. Se trata de intentar cambiar actitudes teniendo en cuenta la ecología todo el tiempo. Por ejemplo, ducharse juntos no sólo ahorra agua sino que puede ser algo muy excitante, aunque no hay que olvidar cerrar el grifo si se decide salir del baño y meterse en la cama. Ropa interior “verde”. La lencería erótica o las sábanas hechas de fibras de bambú, algodón orgánico o lino natural también pueden ser muy llamativas. Hay que evitar el uso de cremas fabricadas con base en petróleo o que contengan aromas, sabores o colores artificiales. Hay alternativas orgánicas, dicen los ecologistas de Treehugger.com, como el aceite de oliva y la mantequilla casera.
En vez de usar condones de látex, que para los alérgicos pueden llegar a ser un problema, los ambientalistas recomiendan el uso de preservativos hechos de material más biodegradable. Éstos no protegen contra las enfermedades venéreas pero evitan el embarazo. “Para las parejas monógamas que no desean tener más hijos, la esterilización puede ser una alternativa ecológica a tener en cuenta”, dicen los autores de este manual ecológico.
La mayoría de los juguetes eróticos se fabrican con plásticos que contienen talatos, productos químicos que sirven de ablandadores pero que son muy dañinos para la capacidad reproductiva de las personas. “Hemos hecho un estudio sobre los diferentes juguetes eróticos que se pueden comprar en internet, y sólo uno de cada ocho estaba libre de productos químicos peligrosos”, dijo Jan Isakson, portavoz de Greenpeace en Suecia. La organización ecologista recomienda usar como alternativa consoladores hechos de cristal, metal, silicona o plásticos duros libres de los peligrosos talatos, prohibidos en los juguetes para los niños.
JUGO DE GUARANÁ EN LUGAR DE OSTRAS
Los expertos de Treehugger.com. aconsejan hacer el amor con personas vegetarianas porque la producción de carne requiere mucha energía y esto no es ecológico. A la hora de seducir con productos afrodisíacos, un buen ecosexual lo hace con una botella de vino producido de forma biodinámica y sin aditivos, o bien con infusiones de hierbas, como el Ging-Seng, que pueden calentar la sangre de forma natural. Comer ostras u otro tipo de crustáceos conlleva vaciar el mar de estos animales, así que es mejor ofrecer un vaso de jugo de guaraná que, aparte de ser más natural, tiene el mismo efecto.
¿Apetece el sexo al aire libre?, pues hay que asegurarse de que la hierba del jardín no haya sido tratada con insecticidas o pesticidas que podrían envenenar el cuerpo. Y si se opta por el bucólico pajar, hay que elegir uno con heno proveniente de cultivos ecológicos. ¿Tu pareja no es ecologista?… pues ¡cámbiala!, aconsejan en Treehugger.com, e indican que el mejor lugar para ligar con ecosexuales es la tienda de comida ecológica. Lo primero es la pareja.
RECICLA PARA CAZAR AL SOLTERO DE ORO (Nota de EFE)
Al ecosexual no le enamorará tanto una minifalda mostrando unas piernas infinitas, como que el objeto de su deseo tenga los adecuados contenedores de reciclaje.
El chico del momento se preocupará de consumir alimentos orgánicos, exentos en su composición de plaguicidas, funguicidas u hormonas que atenten contra el Planeta, poniendo especial atención a la letra pequeña de los ingredientes.
Aunque esta práctica no se reduce al campo estrictamente alimenticio, si no que lo extenderá a todos los niveles de su existencia: cremas, champús e incluso objetos, que no serán de plástico y sí de materiales reutilizables.
Asimismo, aprovecharán al máximo la luz natural, llegando a catalogar de “pecado mortal” en su decálogo de mandamientos el malgasto innecesario de energía.
Lo mismo les ocurre con el consumo de agua potable, que se debe hacer de modo responsable e inteligente: siempre duchas cortas, nunca baños y el grifo bien cerrado en procesos tan engorrosos como la higiene dental o el lavado de la vajilla.
Consideran también un sacrilegio la utilización de “sprays” (con contaminantes CCF) al igual que es una aberración tildar de “insignificante descuido” dejarse la nevera abierta, uno de los agentes responsables de la ampliación del agujero en la capa de ozono.
El ecosexual preferirá utilizar transporte público para moverse con conciencia social.
Además, hará gala de un civismo extremo. No será él el que deje que sus pertenencias vayan a parar a la vía pública, ni papeles, ni chicles, ni siquiera colillas. Nada de nada.