1/20/2011

50 años del Parque. Piñatas y animales encarcelados

Por Roger Pacheco Eslava

La pequeña Eva Daniela hija de Elvis, un gran amigo de mi adolescencia cumplía 3 añitos y se le hizo una tradicional piñata en Parque del Este (antes Rómulo Betancourt y ahora Generalísimo Francisco de Miranda), y no puedo negar que pasé un momento superagradable viendo a los niños jugar en la grama y a los adultos haciendo niñerías.

Sin embargo una vez terminada la fiesta (con el cotillón en mano) tomamos la ruta boscosa para llegar al estacionamiento y por ello tuvimos que atravesar el área del zoológico.

Pasando por el lado de los estanques percibimos un sonido extraño que llamaba la atención de los visitantes del parque. Era como una carcajada nerviosa, y la curiosidad me llevó a acercarme para detallar que era una nutria nadando en un agua turbia con la cabeza emergida y “gritando.

Dirijo mi mirada alrededor y observo a los padres e hijos maravillados con el espectáculo. Incluso escuché por allí “mira se está riendo para divertirnos”, y confieso que ese comentario me dio náuseas.

Protestón al fin, hablo en suficiente voz alta y advierto “está gritando de desesperación porque lleva toda su vida encerrada y no aguanta más”. Después vuelvo la mirada a ellos para enterarme que el mensaje dio efecto, y los rostros de las personas cambiaron de admiración a preocupación.

No soy etólogo, y no puedo hablar como tal. Pero, me considero con suficiente moral para criticar el estado de los animales en el zoo del Parque del Este (por no querer extenderme a todos los zoológicos).

Centrémonos en las Nutrias que están en ese diminuto estanque

Según los textos que les enseñan a los estudiantes de zoología, biología y veterinaria, el territorio natural de las nutrias es de 15km de río para los machos y unos 7 Km. para las hembras los cuales recorren cada 3 ó 4 noches. Estos mustélidos utilizan toboganes para descender desde las pendientes altas y resbaladizas que terminan en el río; y su madriguera suele estar ubicada al borde del agua, aprovechando cuevas naturales entre la maleza de las isletas de los ríos. Su madriguera dispone de una abertura para mantenerla ventilada. El suelo suele estar compuesto por hierba seca, o bien con musgo y hojas. Fuera del periodo de cría, la nutria no tiene domicilio fijo, valiéndose de diversos refugios temporales para descansar o pasar algunas noches.

Revisando minuciosamente este último párrafo, notamos que el estanque del parque no es un refugio natural para la especie, no preserva el animal en condiciones dignas, y mucho menos educa a los niños sobre las nutrias, ya que el único aprendizaje que pueden percibir es que está bien que encerremos y condenemos a perpetuidad a los animales sólo porque somos superiores.

La población total de las nutrias gigantes en estado salvaje se estimó entre 1000 y 5000 ejemplares en 2006, pero nuevos estudios son necesarios para acotar esta cifra. La razón de su eminente extinción es la cacería que las busca por lo cotizada de su piel. Pero el cautiverio no las protege, sino por el contrario, les da una vida miserable. Sería mucho más fácil condenar a quienes cazan a los animales, y prohibir el uso de pieles como abrigo para defender a estos animales.

Y este mismo análisis lo podemos hacer con cada una de las especies que tiene el zoológico; los monos, los tigres, los reptiles, y las aves.

Hoy 20 de enero de 2011 el Parque Generalísimo Francisco de Miranda cumple 50 años entreteniendo, y relajando a los humanos pero al mismo tiempo sirviendo de cárcel a animales inocentes.

Gracias por tomarse la molestia de ver esto.